miércoles, 15 de noviembre de 2006

Sexo con velo

Este texto está extraído de un periódico Alemán, el cual creo es de fiar. Me llegó en forma de email desde Marruecos respondiendo a la ilusa pregunta, efectuada el día antes a mi amigo, de si había ligado con alguna exótica marroquí. Dicho amigo está solo recorriendo ese maravilloso país y me moría de ganas de escuchar alguna aventura sexual tipo belleza árabe en playas de ensueño.
Pero como yo todavía no he visitado, cosa que haré pronto, ningún país árabe, no sabia lo difícil que esta gente lo tiene para amar. Realmente es ridículo poner semejantes trabas a la felicidad.
Yo desde aquí hago un llamamiento a todos los árabes para que se rebelen contra el velo y la falsa moral de la represión sexual… ¡Lo sé, lo sé! , soy un iluso…
De todas maneras pobres árabes, que tiene acceso al"bombardeo" ,como nosotros, de imágenes de sexules y tienen que vivir repremidos.
El amor carnal es un tabú en los países islámicos conservadores. Las parejas jóvenes no casadas se ven obligadas a buscar oasis eróticos secretos. Los libros y obras teatrales que traten sobre el tópico tan humano del sexo, incurren en la ira de los funcionarios religiosos conservadores y son prontamente prohibidos.

Por Amira El Ahl / Daniel Steinworth En Rabat, Marruecos, el vendedor de pulpos Amal ve cómo, al atardecer, el pecado regresa a su playa. Llega en forma de parejas asidas de las manos que se esconden tras los altos muros del barrio portuario para robarse algunos besos clandestinos. Algunas ejecutan actos de equilibrio sobre las resbalosas rocas y algas para asegurarse un lugar con vista al Atlántico y se arrullan en la luz del crepúsculo. El aire huele a sal y hashish. En algunas mañanas, cuando encuentra condones en la playa, Amal desea que estos pecadores depravados y desvergonzados se frían en el infierno. Ni siquiera están casados, dice. En el Cairo, Egipto, quienes viven en esa pequeña calle del elegante barrio residencial de Samalik, y se asoman de noche a sus balcones para mirar al Nilo, pueden ver cosas que nadie debería ver. Antes de que se ponga el sol, empiezan a llegar los automóviles, transportando a veces hasta cien parejas de enamorados. Casi todas las muchachas llevan velos sobre la cabeza, pero eso no les impide usar ropas ajustadas. Los muchachos son como los jóvenes de todas partes: ponen sus brazos con indolencia en los hombros de sus novias y, con mayor indolencia todavía deslizan sus manos por entre sus blusas. Beirut, Líbano. La música tecno retumba con estruendo, los mozos gritan sus pedidos en el bar y muchachos en jeans apretados y sin abotonar, con camisas blancas y perfectamente peinados, se abren paso hacia la pista de baile. Mueven las caderas y se abrazan. Después de todo, los que se exceden podrían terminar siendo expulsados del “Acid”, la discotheque gay más popular de Beirut. Por muy liberal que sea el Líbano, hacer gala de homosexualidad es prohibido. Los gays son tolerados, pero sólo en la medida en que se mantengan a alcance de radar y oculten sus actividades al escrutinio público. Para muchos en el mundo árabe, la discreción es la única opción para experimentar lujuria y pasión. Hay sitios secretos en todas partes y son a menudo el único lugar donde pueden ir aquellos que están forzados a vivir las contradicciones del mundo islámico moderno. Matrimonio por placer Las soterradas violaciones de los tabúes y preceptos morales, ¿presagian una revolución sexual en el mundo árabe? ¿O la presión aplicada por los moralistas está generando una nueva pudicia, un contrapeso a lo que se percibe como excesos occidentales? Por ahora todo parece posible, incluyendo la idea de que un hombre puede pasar una noche en la cárcel si es sorprendido llevando un condón en el bolsillo de su camisa. Ali al-Gundi, periodista egipcio, llevaba a su novia a su casa cuando fue detenido en un control policial. No llevaba consigo su licencia de conducir, y eran las 4:00 A.M. y andaba en compañía de una mujer atractiva. Para la policía, eso fue razón suficiente para esposar a Gundi y su novia y trasladarlos a la comisaría. En el cuartel policial le quitaron su celular, su billetera, y encontraron un condón sin uso en el bolsillo de su camisa. “Se convencieron de inmediato de que mi amiga era una puta”, dice Gundi. Declararon su intención de casarse pero igual fuero n encerrados, hasta que ella avisó a su padre. Una cosa es segura para Gundi: “si el oficial que nos detuvo no hubiese estado sexualmente tan frustrado, nos habría dejado ir”. La frustración sexual de numerosos árabes jóvenes tiene innumerables causas, sobre todo económicas. Los empleos son escasos y mal pagados y la mayor parte de los hombres jóvenes no pueden tener ni amoblar sus propios departamentos, que es un prerrequisito para casarse en muchos de los países árabes. Al mismo tiempo, el sexo premarital es un tabú absoluto en el Islam. Como resultado, las ciudades del mundo árabe (Argel, Alejandría, Sana’a y Damasco) están repletas de “niños-hombres” de entre 18 y 35 años de edad que se ven obligados a vivir con sus padres. Hay una excepción que hasta está consagrada por la fe islámica: el “matrimonio temporal” o “matrimonio por placer”, que no es un compromiso de por vida sino un lazo destinado a pecados íntimos. Estos acuerdos son validados por los imanes y no están regulados por el Estado. Pueden acordarse por sólo unas pocas horas o pueden ser de tiempo indefinido. Pero especialmente románticos no lo son. Otro hecho frustrante para los jóvenes hombres islámicos es la creciente separación de los sexos. Más y más mujeres están usando ropas modestas, algunas optan por utilizar velos en la cabeza o cubrirse todo el cuerpo. Algunas incluso usan guantes negros para esconder el último trozo expuesto de piel en sus cuerpos. Una mujer que camine hoy por una calle del Cairo sin velo arriesga a que la miren como si fuera de otro planeta. La mayoría de las mujeres egipcias ahora usan velo, pero lo hacen por diversas razones. Ula Sahba, de 27 años, considera esta tendencia como una expresión de una nueva auto estima femenina, no como un símbolo de opresión. Dice que “es más como una moda”. Un estudio marroquí, de L’Economiste, muestra lo paradójicas que pueden ser las actitudes de la juventud árabe hacia la religión y la sexualidad. El sexo premarital no es raro y el 56% de los hombres jóvenes admiten que habitualmente ven pornografía. Pero los encuestados señalaron también que les es igual de importante orar, respetar el ayuno del Ramadán y casarse con una musulmana. Traicionando a Mahoma La novelista musulmana “Nedjma” (“Estrella”) dice que el país todavía está controlado por tradiciones patriarcales, en las que los hombres duermen con las mujeres y las tratan como unas subordinadas. Afirma que es una sociedad donde coexisten pudicia y obsesión sexual, ignorancia y deseo, “esperma y oración”. Nedjma oculta su verdadero nombre, porque ya ha sido denostada en Internet como una “puta” y un “insulto al Islam”. El camarero Samir, de 36 años, se excita ante la posibilidad de dar una mirada a muchachas sin velo en su café de Rabat. Pero la mayoría de las fuentes describen un retrato completamente diferente del líder religioso y lo describen como un hedonista y mujeriego que amaba y cortejaba a las mujeres. En efecto, se casó con 12 de ellas, incluyendo a una empresaria 15 años mayor, a la cual permaneció fiel hasta su muerte. La novelista Nedjma dice que los hombres musulmanes de hoy están “traicionando el mensaje de Mahoma”, al que describe como un hombre delic ado y galante. Duda de que el Profeta temiera a la sexualidad femenina. Hasta los teólogos conservadores enfatizan la compatibilidad entre placer y fe, pero sólo después del matrimonio. Recuerdan que el Profeta Mahoma dijo que “en este mundo, amé a las mujeres, a los aromas placenteros y a la oración”. Esto plantea una compleja contradicción con el presente puritano, que representa un alejamiento fundamental respecto del Islam más abierto del pasado. El periodista Ali al-Gundi afirma que “la mayoría de los hombres quieren casarse sólo con una virgen. ¿Para qué?” Confiesa que con sus novias han hecho de todo, menos penetración, para no dañar sus hímenes. Eso a ellas les significaría la muerte social. © Der Spiegel

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eso explicaria por qué los árabes están tan salidos!!!!
No es broma... Los tienen amargados. La religión es un lastre.